Da Party

domingo, 31 de enero de 2010


Cuando una sale de fiesta por Nueva York puede reconocer con una simple mirada quienes son oriundos de la city (o llevan tiempo viviendo en ella) y quienes acabamos de aterrizar.
Es simple, sólo hace falta mirar la ropa. Con la tendencia natural de esta sociedad a anunciarse, las mujeres aquí hacen esfuerzos titánicos para realizar su propia campaña publicitaria digna de Times Square. Eso significa que, a pesar de los -8 grados, TODAS llevan tacones, TODAS llevan palabras de honor o camisetas escotadas (muuuuuuy escotadas) y TODAS tienen el pelo más perfecto que has visto en tu vida.
Las novatas, en cambio, llevan jersey de cuello alto, con su pertinente camiseta interior térmica (antimorbo 100%), una bufanda de lana de doble capa y el abrigo más gordo sobre la capa de la tierra. Del pelo mejor ni hablamos. Entre ellas, por supuesto, me encuentro yo.
El segundo elemento por el que se identifica una nativa de los States es el baile. Todas, absolutamente todas, se creen primas-hermanas de Beyonceé y no tienen ningún tipo de reparo en imitar, con pobres resultados, el baile de “Single Ladies”. A este bochornoso espectáculo hay que sumarle las artes en el baile del apareamiento que aprendieron de los mejores documentales de National Geographic. Nunca antes se vieron más variantes del manoseo y el restriego.
Como no todo puede ser libertinaje sexual también hay espacio para el libertinaje alcohólico. Puesto que ya has comprobado que el arte del mojito les queda lejos, acabas tirándote a la cerveza. A lo grande, evidentemente. Una jarra y te regalo tantos de Hot Dogs como quieras,
Great! 
Hold on, baby....  I think is a terrible idea!
Esas jarras te llevan directamente a dar consejos sentimentales a un cumpleañero de 21 años con pinta de loser  enamorado de su amiga. Sin saber cómo le acabas gritando: "If you love her, you must go and tell her!" Al cabo de de diez minutos ves como la amada está achuchándose con un prototipo armario 2x2 y nuestro enamorado se está restregando con la amiga madurita. Acabas pensando que aquí la única loser eres tú.
La última jarra de cerveza te mete de golpe en un taxi, suplicando para que sea una especie de viaje ultrasónico espacial. Pronto te das cuenta que el recorrido va a ser muyyyyyy largo y  te preguntas de quién fue la brillante idea de instalar una pantalla de televisión dentro de un coche para anunciar machaconamente un gimnasio donde ofrecen entrenamiento militar. Miras fuera y ves que aún andas por el Museo de Historia Natural. Cierras los ojos y rezas para que, porfavor porfavor, superéis los límites del norte de Central Park que indicaran que ya estás en casa.
Una vez ahí te meterás en la cama y llegarás a la conclusión , por suerte o por desgracia, aún te queda mucho para ser Carrie Bradshaw




Los que me queráis visitar  ya podéis ir practicando.

2 comentarios:

Carola Solé Casas dijo...

Loved tu primera columna a lo Carrie Bradshaw, Alejandra!
ahora, sólo te falta colocar tu anuncio en un autobús y celebrarlo con champán con tus flamantes amigas :)

el espisodio Beyoncé me pareció muy gráfico! jaja

seguiremos de cerca tu siguiente semanal en el "The New York Star"

*besos caribeños!

1 de febrero de 2010, 8:28
Àlex Cubero dijo...

te doy dos semanas para ponerte a la altura de las zorritas neoyorquinas... no te vamos a reconocer a la vuelta!! jajaja

4 de febrero de 2010, 20:28

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